Mi nombre es Lotta Gottberg y soy el proyecto paralelo del guitarrista de rock progresivo Petteri Gottberg (Finlandia) y la cantante country Elin Petterson (Suecia). Ambos crearon el grupo de eurodance "ristipisto" casi en el mismo instante en el que fui concebida.
Mis padres creyeron que ser estrellas del pop y criar un bebé era posible si entraba en escena una abuela ex-institutriz. Mi abuela, poco amiga de los nuevos modelos de enseñanza que empezaban a introducirse en las escuelas, decidió educarme en casa impiendo así el desarrollo de mis habilidades sociales.
Mis ratos libres los dedicaba a hojear y admirar las fotos de las giras y viajes que mis padres hacían por toda Europa y a bordar en punto de cruz con mi abuela. Juntas hicimos una mantelería, cuadros con nuestros nombres, bordados en toallas...
De la colección de fotos que tenía de mis padres mis favoritas eran las de su gira por España, concretamente las de un viaje que hicieron por Andalucía, me enamoré de esos espacios que para mí eran tremendamente exóticos y fascinantes. Me pasé toda la infancia obsesionada con Andalucía y con el sueño de visitarla algún día.
Al cumplir diez años mis padres decidieron que había llegado el momento de dejar los escenarios y convertirse en un matrimonio convencional, para eso yo era una pieza imprescindible. Cuando vinieron a recogerme a casa de mi abuela esperaban encontrar a una niña desenvuelta y dicharachera. Para ellos fue una gran decepción encontrar a una niña extremadamente tímida, repipi, cursi y con aficiones poco propias de su edad.
Para convertirme en lo que ellos querían me matricularon en una escuela pública y en todas las actividades extraescolares posibles : natación, flamenco y bailes de salón, gimnasia rítmica, ping pong, volley, dibujo, manualidades... y cuando por fín llegaba a casa, mi padre intentaba enseñarme solfeo. Ninguna de estas actividades prosperaron en mí más allá de convertirse en mis primeros fracasos personales y por supuesto no conseguían rellenar el vacío que me dejaba el punto de cruz.
Mis padres se dieron cuenta de que lo único que me motivaba erá Andalucía y el punto de cruz (y para los finlandeses esto de la motivación en asustos educativos es muy importante) Así que me propusieron que al terminar mis estudíos en Finlandia podría irme a Andalucía a estudiar arte y el reto de seguir con el punto de cruz si era capaz de reiventarlo y convertirlo en algo más actual y sobretodo funcional (que mi madre es sueca)
Esta es la razón por la que llevo ya cinco años viviendo en Andalucía, dos en Córdoba, otros dos en Grandana y éste en Sevilla.
Y por lo que ha nacido les petits pixels.