jueves, 8 de mayo de 2008

arcoiris


Hace 15 años, una tarde de mayo, mi madre me obligó ir a clase de bailes de salón, a pesar de que llovía a cántaros. Cuandó una hora y media después, salí de clase, magicamente había dejado de llover y vi mi primer arcoiris. Le pregunté a mi madre como se producía ese fenómeno y ella sólo contestó: "es una descomposión del agua a la que le da el sol" Yo que por aquel entonces creía que el agua solo se descomponía en gotas, esas gotas en otras gotas menores y así sucesivamente. La respuesta me confundió aun más, pero me llenó de curiosidad

Busqué en libros de ciencias, diccionarios, enciclopedias y en todos hablaban de eso de la descomposición. Así que decidí buscar directamente lo de la descomposición, pero tampoco entendí nada.
Decidí dejar de lado todos esto de la ciencia y sólo fiarme la magia que existe a su alrededor. Era más feliz pensando que sencillamente era un camino o puente a un lugar mágico que se le ofrecía a alguna persona con suerte. Es decir, que si un día de lluvia andabas por la calle derepente podrías ver en el suelo una alfombra multicolor que te invitaba a seguirla y que te llevaría a un sitio maravilloso.
Aunque cuando por fin he logrado entender lo de la descomposición me ha parecido mucho más mágico que la historia cursi del mundo ideal.



lunes, 5 de mayo de 2008

a dream pink horse with his blue hair


Un día en clase de primaria la profesora nos preguntó por nuestro animal favorito. Yo no sabía que contestar, pero el resto de la clase lo tenía muy claro, los animales más populares resultaron ser los perros, los gatos y las ardillas. La profesora me mandó como deberes buscar mi animal favorito.
Quería buscar un animal exótico, salirme de lo común y ojeando unas fotos de la visita al zoo de mis padres encontré la solución: El tucán.
El fotografó del zoo les hizo una foto a mis padres mientras paseaban en busca de la jaula de los leones y luego se la vendío en un marco donde había un dibujo de un tucán portando una cámara de fotos.
Desde ese día me obsesioné con los tucanes hasta que mis padres no tuvieron más remedio que llevarme a mí al zoo para que lo viera. Lamentablemente para mí fue una gran decepcción. Yo notaba como todos los niños de mi clase tenían una complicidad especial con sus mascotas. Cuando me puse frente al tucán solo vi a un pájaro arrogante que poco tenía que ver con ese que salía en los dibujos. Desde ese día volvi a no tener animal favorito.
Un día mi madre vio en una tienda un libro de caballos y pensó que me podría gustar, por eso de la raza andaluza de los caballos... Empecé a enamorarme de los caballos, aunque no me atrevía a montarlos. Pensaba que si había caballos marrones, que es un color muy feo, también podrían existir caballos rojos, rosas y naranjas, que son colores bonitos. Como era bastante cursi pensaba en tener un caballo rosa con el pelo azul. Bastante influida por los dibujos animados ochenteros que veía, esa combinación de colores me parecía perfecta.
Más tarde entendí que los caballos no eran de colores, que los que eran de colores eran los ponys. pero eso es otra historia.
Años atrás, hace un año, soñé que tenía una enfermedad que hacía que por las noches me convirtiera en jirafa , mi madre me ponia una sillita de montar y me mandaba al cole de jirafas novatas.
Fue entonces cuando la jirafa tomó el trono de animal favorito pero con estos argumentos tan débiles no me extrañaría que al final algún día me decida por los perros